miércoles, 29 de abril de 2009

Lo malo de la crítica


Nunca fui muy amigo de la crítica, la valoro muy por debajo de la recomendación. Tal vez porque en muy pocas ocasiones me preocupo por lo que alguien crea que otro hizo mal. Claro que sí destaco lo que yo llamo actitud crítica y pasa simplemente por observar tal o cual objeto, medio, obra o lo que sea y tratar de hacerse una idea de porqué me produce placer o rechazo. En este caso es obvio que tal vez el estudio no esta centrado tanto en la obra o el objeto observado, sino más bien en el observador. Por eso voy a hacer una pequeña reseña sobre los críticos.
Existen tres categorías de críticos: Los Objetivos, los resentidos y los intelectualados.

Los objetivos suelen ser los más escasos. Son una mezcla de rigor periodistico y cierta timidez. Por lo general no abundan en comentarios o analisis demasiado largos que terminen. Saben que cada obra tiene su público, saben que el que lee tal o cual libro no se interesa o preocupa por tal o cual otra cosa. Prefiere advertir antes que destrozar y le encuentra a cada texto (Lease texto no sólo cómo libro, sino cómo cualquier medio en general) su destinatario.

A los resentidos los delata su afán por la competencia, la necesidad de valoraciones apresuradas y ese dejo de Todologos (Calidad profesional capaz de hablar, comentar o hasta polemizar sobre temas que no sabemos si conocen o no). Jamás demostraron tener cualidades para algo, ni siquiera para la que se dedican y por lo general hablan de oído o de contraoído (capacidad para estar en contra siempre de lo que tal o cual exprese). Algunos están bien disimulados, tratan de simular objetividad (De la misma forma que un demente simula cordura, exageradamente) pero siempre hay algo que los delata: Nunca tienen argumento o su único argumento directo es su gusto.

Los intelectualados, al menos los sinceros son muy escasos. Suelen ser personas que separan la estética del gusto. Es cómo aquella vieja discusión sobre si las cosas que nos parecen lindas también nos gustan. Algo lindo o feo es aquello que cumple con ciertas exigencias más o menos consensuadas sobre lo que debería ser. Por ejemplo: un auto que supera los trescientos kilómetros por hora es un auto rápido. Hay un dato objetivo y verificable alrededor de una cualidad que lo describe. Si a mí me parece que 300Km/h no alcanzan para mis ansias de velocidad, porque tal vez hay un vehículo que puede moverse a 305km/h y además es del color de mis ojos es otro tema. Pero, para regresar a los intelectualdos, si mayor virtud es la capacidad de componer argumentos sólidos (llenos de citas, referencias y datos) que conocen de primera mano. No le tienen asco a nada, porque saben que para encontrar lo mejor siempre hay que hundirse o ahogarse entre lo peor. Un obrero de la crítica

¿Por qué ponerme a hacer este análisis tan superficial?
Tal vez porque trato de auto evaluar que tipo de crítica vamos a tener por acá. Creo si tuviera que elegir me quedaría con el intelectualado, pero cada tanto tal vez abusemos un poco del primero y el segundo tipo de crítica.
Por último también aceptamos tu crítica, y no nos molesta si es furiosa o irrespetuosa, todo es parte del mismo fin.

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